Fr. Stephen Van Lal Than

La Hermana Lydia Timkova, de las Hermanas Dominicas de la Beata Imelda, enseña una clase de catecismo en Mukachevo, Ucrania, en febrero de 2023. Entre sus alumnos se incluyen recién llegados de otras partes de Ucrania que fueron desplazados durante la guerra. FOTO POR OSV NEWS/GREGG BREKKE, INFORME GLOBAL DE HERMANAS

Un mensaje del Obispo Medley: ¿Por qué nos creó Dios?

Muchos quizá recuerden que su primera instrucción religiosa formal se presentó en un formato de preguntas y respuestas, es decir, un catecismo. 

Pregunta: “¿Quién te creó?” Respuesta: “Dios me creó.”

Pregunta: “¿Por qué te creó Dios?” Respuesta: “Dios me creó para conocerlo, amarlo, servirlo en este mundo y ser feliz con Él en el venidero”.

Se trata de una fórmula muy sencilla, sobre la que se pueden encontrar numerosos discursos teológicos, pero sería difícil expresarlo de forma más sucinta y precisa.

Seguramente esta sencilla pregunta y respuesta no hace más que abrir la puerta para ahondar más en el misterio de nuestra relación con Dios y con el prójimo.

Conocer a Dios es un proyecto de toda la vida. Dios continúa revelándose a nosotros en muchos momentos y lugares a lo largo de la vida. Si a ustedes, cuando estaban en segundo grado, les preguntaran cómo conocen a Dios, la respuesta podría ser diferente a la de un adolescente. Sigue cambiando a lo largo de la vida y ese conocimiento requiere más de nosotros.  Con la gracia de Dios, nuestro creciente conocimiento trae muchas bendiciones y nos fortalece para soportar tiempos difíciles. Si hemos pasado tiempo con personas cercanas a la muerte, por ejemplo, vemos que incluso entonces continúan creciendo en el conocimiento de Dios.

Conocer a Dios no es un ejercicio pasivo. Como niños y estudiantes, estudiamos conscientemente los principios de nuestra fe. Incluso más allá de nuestra educación formal, podemos aprender acerca de Dios en las homilías presentadas en la Misa. Esto subraya la tremenda obligación del predicador, los diáconos y los sacerdotes, de preparar cuidadosamente las homilías con la intención de ayudar a otros a crecer en el conocimiento de Dios.

Amar a Dios no es una tarea académica. Amamos a Dios con el corazón, el alma, la mente y la fuerza. Es decir, cuando estamos en nuestro mejor momento.

El amor puede ser imperfecto. Pienso en la realidad de que San Pedro le falló a Jesús notoriamente en muchas historias del Evangelio. Sin embargo, fue Pedro a quien Jesús eligió para ser la piedra sobre la cual edificar la Iglesia.  Jesús reconoció la profundidad del amor de Pedro cuando Pedro dijo: “Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero”. Y Pedro siempre reconoció el amor de Jesús por él.

El amor es una virtud difícil de juzgar o incluso de observar para los demás. Esto es cierto no sólo en la relación divino-humana, sino en todas nuestras relaciones humanas.  A veces hay personas que parecen absolutamente indiferentes a las necesidades de los demás, pero en una situación difícil, pueden ser los primeros en ofrecer ayuda.

Para servir a Dios necesitamos estudiar y seguir los mandamientos. Los mandamientos trazan un rumbo para el culto y el respeto a Dios, pero también a todo lo que Dios ha creado. En primer lugar, servimos a los que fueron creados a imagen y semejanza de Dios, pero también debemos ser conscientes de honrar a toda la creación: debemos cuidar la creación de Dios.

A lo largo de mis años como sacerdote, he predicado cientos de funerales. Muchas veces he vuelto a esta sencilla comprensión catequética de nuestro propósito en la vida. He encontrado esta fórmula especialmente reconfortante ante la muerte de una persona joven. ¿Se había cumplido su propósito de conocer, amar y servir a Dios? Tal vez no ante nuestros ojos, sino ante los ojos de Dios. Al mismo tiempo, también he hecho referencia a la misión de esta vida al celebrar el funeral de alguien que ha vivido una vida muy larga.

Para todos nosotros, nuestro destino es ser felices con Dios en la próxima vida.

Este es el don gratuito que Dios nos da, y su sabiduría para determinar cuándo hacerlo.

Obispo William F. Medley
Diócesis de Owensboro


Originalmente publicado en la edición de abril de 2025 del Católico de Kentucky Occidental. 

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