May 1, 2021 | Español

Un Mensaje del Obispo Medley – Mayo de 2021

Nota de la Editora: Esta carta fue entregada originalmente a los sacerdotes y a los fieles de la Diócesis de Owensboro el 14 de abril de 2021.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

¡Que ustedes y sus familias reciban la paz y la alegría de Jesús resucitado!

Muchas veces durante los últimos 14 meses he comentado que pareciera que la Cuaresma que comenzó en 2020 todavía sigue con nosotros, 40 días más 400 días.  Qué año tan raro y difícil ha sido este para cada uno de nosotros.  Hace un año, ninguno de nosotros podría haber sabido la pérdida y los desafíos que se nos acercaban como resultado de la pandemia.  Durante el año pasado, hemos experimentado la terrible pérdida de vidas humanas, la pérdida de trabajos, la pérdida de un sentido de seguridad, de estar físicamente presentes con nuestras familias y otras personas que amamos, y la pérdida de reunirnos en nuestras comunidades parroquiales para la celebración de la Eucaristía.

El 16 de marzo de 2020, por la protección y seguridad de todos, y como obispo de la Diócesis de Owensboro, suspendí la celebración pública de la Sagrada Eucaristía.  Previo a ese momento, era inconcebible para mí que tal decisión pudiera ser necesaria.  Durante dos meses, y en la mayor parte de los Estados Unidos, no hubo celebraciones eucarísticas públicas.  Si bien pudimos regresar a la celebración pública de la Sagrada Eucaristía el 20 de mayo de 2020, fue con ocupación limitada y otras medidas preventivas prescritas por el estado de Kentucky, y con la dispensa de la obligación de asistir a Misa aún vigente.  Un año después, la dispensa y las restricciones siguen vigentes.

Les agradezco a ustedes por comprender que todas las medidas de precaución han sido tomadas por una abundancia de precaución y más aún por una abundancia de la caridad cristiana, en un esfuerzo por proteger a los más vulnerables.  Nosotros, como cristianos, tenemos el deber para con nuestro prójimo de actuar por el bien común.  Por lo tanto, es correcto respetar las normas de seguridad y salud pública con respecto a nuestras iglesias.  La buena noticia es que parecen estar funcionando.  Que yo sepa, no hemos experimentado una sola transmisión del COVID-19 en las celebraciones eucarísticas en ninguna de nuestras 78 parroquias.

Ha sido un año de ayuno, y conviene que en este tiempo pascual estemos comenzando a ver signos de esperanza.  Cada día se vacuna a más personas, acercándonos al momento en que el mundo pueda volver a abrirse.  La comunidad médica ha logrado grandes avances en la comprensión del virus y ahora está en mejores condiciones de prevenirlo, diagnosticarlo y tratarlo. El gobernador Andy Beshear anunció recientemente que eliminará las restricciones de capacidad y los requisitos de distanciamiento físico cuando 2.5 millones de residentes de Kentucky hayan recibido al menos su primera dosis de una vacuna contra el COVID-19.   A pesar de estas tendencias positivas, la pandemia aún no ha terminado.  Por esa razón, la dispensa de la obligación de la Misa dominical permanece vigente.  Es contraproducente decirle a la comunidad que todos estamos nuevamente obligados a asistir a Misa cuando literalmente no podemos acomodarlos de acuerdo con las restricciones vigentes.  Sigue habiendo restricciones sobre nuestro culto público:  Iglesias limitadas al 60% de ocupación, el uso de mascarillas y el distanciamiento físico todavía se requieren.

Sé que están cansados, pero les pido que sigan teniendo paciencia.  Sé que están sufriendo por todas esas cosas de las que han tenido que ayunar durante más de un año.  Comparto su fatiga.  Anhelo el día en que todos puedan regresar a la celebración de la Eucaristía, la fuente y cumbre de nuestra vida cristiana, donde seamos alimentados tanto por la Palabra de Dios como por el Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, cuando podamos llenar nuestras iglesias con cantos y alabar al Señor con nuestras voces.  Sin embargo, todavía no hemos llegado a ese momento.  Por ahora, debemos seguir haciendo lo necesario para proteger el bien común.

Estoy muy agradecido con los sacerdotes de la Diócesis de Owensboro por su perseverancia y arduo trabajo en estos meses.  Han estado trabajando diligentemente en estas extrañas circunstancias para hacer lo que pueden para mantener viva la vida parroquial.  Por favor, juntos conmigo, anímenlos y oren por ellos.

También les agradezco a cada uno de ustedes.  No solo han cumplido con las restricciones de usar mascarillas y el distanciamiento que se nos imponen a todos, sino que he escuchado muchos relatos de las maneras en que se han amado y apoyado mutuamente el año pasado.  Ningún acto de caridad dirigido al prójimo es demasiado pequeño.  “Sabrán que somos cristianos por nuestro amor”.  Gracias por su testimonio cristiano.

Nuestras comunidades han soportado mucho durante esta pandemia.  Pido a Dios que esta temporada de Pascua les traiga esperanza, alegría y un vigor renovado para seguir por ese camino un poco más.  En este año de San José, recemos por su intercesión por el fin de la pandemia, por la curación de los enfermos, por el consuelo de los que lloran y por la perseverancia de todos nosotros.

Los mantengo a cada uno de ustedes en mis oraciones, y les pido humildemente que también me recuerden en las suyas.

Atentamente en Cristo,

Obispo William F. Medley
Diócesis de Owensboro

Current Issue

Publisher |  Bishop William F. Medley
Editor |  Elizabeth Wong Barnstead
Contributors |  Riley Greif, Rachel Hall
Layout |  Rachel Hall
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